viernes, 24 de junio de 2011

ADIOS AMIGOS

Este articulo de Mari Angeles Esteban ha sido publicado en la revista La Costa, y con autorización de la autora lo transcribo aqui.

Adiós amigos

José Luis Cabarrocas Esteva, motrileño de la calle La Piqueta, capaz de llevar una conversación hasta límites insospechados, con argumentos, los suyos, siempre bien documentados y definidos. Amante del deporte en todas las variantes posibles: atletismo, baloncesto, voleibol, fútbol… porque el deporte además de un entretenimiento era parte importante de su vida: profesor de gimnasia en el I.T.E.M. instructor de deportes, directivo de clubes, jugador, arbitro y al final comentarista deportivo en varios medios de comunicación de forma totalmente altruista.

Contertulio sensacional, de modales exquisitos, educado, respetuoso y valiente al opinar. Nunca lo he visto perder las formas y cuando hemos hablado de algún tema con él he notado que estaba informado, ha mostrado su criterio, ha sabido defender su postura, la que creía cierta, sin menoscabar al contrario. Ha sido capaz de ser de derechas comprendiendo a las izquierdas ¡que buen sindicalista hubiese sido! Pacificador y reivindicativo de los derechos de los trabajadores porque se consideraba uno más.

Cofrade y creyente en los designios de Dios, aunque los cuestionase como todos. “Su Nazareno” no salió este año porque él estaba en el hospital.

José Luis, gran amigo, excepcional padre y mejor esposo.

Cecilio Arcas Barros, motrileño sin más. Criado entre Capuchinos, Rambla Manjón, Calle Comedias, Plaza de la Trinidad, amén de otras localizaciones de la ciudad, ha dejado su huella en las personas, no en las calles. Ha dejado su motrileñismo costumbrista y tradicional en este pueblo.

Semana santero desde su más tierna infancia y amante de la misma, tuvo mucho que ver en otros eventos que han sido rescatados a lo largo de los años. Unos han perdurado y otros, por desgracia, no han tenido continuidad.

La Cabalgata de Reyes, el Carnaval, las Cruces de Mayo, la Pública de las Fiestas de Agosto, con aquella “batalla de flores”, los otros reyes magos (los de la Borriquita)…

Su participación activa en la fundación de varias cofradías de Motril (Borriquita, Buena Muerte, Perdón, Gran Poder, Pasión, Salud…) En el nacimiento de la Agrupación de Hermandades y Cofradías, junto a José Luis Escribano, su amor profundo por la Virgen de la Cabeza Coronada…

Cecilio ha sido un impulsor absoluto de la Semana Santa que hoy podemos disfrutar. Ha formado parte de la historia reciente de nuestro pueblo y por ello todos sabemos que se merece un buen sitio en nuestro pueblo. Ahora estaba empecinado en sacar adelante la Santa Cena y una talla de virgen para exponer al culto bajo el nombre de Gracia y Amparo, él no la va a poder ver pero su familia y amigos la podremos disfrutar gracias a su familia y a su queridísima hermandad de la “Borriquita”.

¡En fin ¡Que en mi viejo barrio hoy suena lejana aquella melodía de arrabal porque se han ido dos almas inquietas de gorrión sentimental.

Hoy en mi viejo barrio el tango, el viejo y sentido tango, suena muy diferente. Ellos no están cantando y, sin embargo yo escucho sus voces como si los tuviese al lado.

José Luis Cabarrocas y Cecilio Arcas nos han dejado, aunque siempre los tendremos tan cerca como hasta ahora. Son personas que nunca mueren.

En apenas tres escasos días y cuando intentábamos asumir la ida de José Luis, Cecilio, sin previo aviso, se sumó al viaje y casi se encuentran en el camino de la luz eterna y de la verdad. ¡Maldita sea! ¡Que pocas horas nos habéis dejado de margen! ¡Eso no se hace, que grima! ¡No os hacéis idea de lo que habéis hecho con nosotros!

Penas, ruegos… en la cortada mistonga de esa melodía que suena, suena y resuena en la Plaza de Las Palmeras: “el mes de mayo nos ha quitado una parte del corazón y se ha quedado tan tranquilo”. Como la melodía serena y pausada de un tango cualquiera que se canta en cuna de tauras y cantores, de broncas y entreveros, de todos los amores, en olvidados y destruidos muros de piedra y acero, donde se grabaron nombres de personas que no se borrarán de la memoria nunca, nunca, ¡nunca jamás!

¿Sabes José Luis? Me he quedado sin ese grandísimo amigo con el que desde hace cuarenta años me gustaba compartir una tertulia, un momento, una copa, conversar, discrepar, analizar y discutir todo: política, sociedad, deporte, cofradías… ¡Te voy a echar mucho de menos, en lo divino y lo humano! Yo me he quedado sin un gran amigo, mi Antoñita sin su gran amor, tus niñas sin el norte que las ilumina y les da seguridad.

Ahora sé que te habrás encontrado con tu padre, con tu simpatiquísimo y guasón tío, con Pepe Vinuesa, Paco Urquizar y mi padre. Con ellos habrás hablado de actualidad, del deporte en general, del Madrid, del Barcelona, de los niños de Callejón, y sobre todo, de la “lamentable” situación del Motril C.F.

Pero de lo que estoy más segura es de que antes que a nadie habrás buscado a aquel pequeño y gran fruto de tu amor, y que estarás disfrutando con él sin mirar a otro lado. Y como ese sensacional padre que siempre has sido, le estarás dando las primeras lecciones de cómo tirar un penalti sin fallar y cómo ver ese fuera de juego que tantos no vemos. Eso que no pudiste hacer en este lado ahora lo estarás haciendo en el otro. Sé que le vas a contar muchas cosas y gran parte de lo que nos has enseñado a los demás. Le vas a decir a ese “Angelico del Cielo” que no hay que volver con la frente marchita, que cien años no es nada y que hay que pensar en una feliz mirada al futuro ¡Siempre en positivo!

Y como sé que no soportas las situaciones negativas y tenebrosas, que no te gusta hablar de lo que no tiene solución ¡Suspendido! Sólo te voy a pedir que nos eches una mano, a los amigos y a tu familia.

Dile a S. Pedro que nos dé la luz suficiente del farol que hay en este barrio malevo en el que el fuelle que rezonga con rumores de milonga, nos haga ver que toda la fortuna que tenemos es la de haber compartido momentos inolvidables. Haber cantado bajo la luz de la luna o entre los muros del “ingenio” coplas y canciones que compartían pensamientos y sentimientos dispares pero entrañablemente amistosos.

Querido amigo, tu nombre está grabado en mi corazón con letras de oro y diamantes. No puedo decirte más. Sé que no quieres dramas.

En ese barrio en que seguro te vas a encontrar con Cecilio, también habrá rumores de milonga con penas y ruegos en el que os encontrareis como en una primera cita.

Ahora voy contigo Cecilio. Has sido “jodidamente” rápido para subirte a la barca de Creonte. No nos has dado tiempo para pensar siquiera. Si. Ya lo sé. Tú querías esto. Me lo has dicho infinidad de veces: “quiero morir como tu madre, sin avisar, sin enterarme…” Pues hijo ¡lo has conseguido! Has salido por la puerta grande, como el mejor de los toreros, a hombros, con rabo y dos orejas, aunque con proyectos sin concluir. No estés triste, se van a llevar a cabo, ya sabes que quien siembra recoge. Y tú, querido amigo. Has sembrado más de lo que muchos piensan.

Es cierto que el carácter te ha dado bofetadas inesperadas en muchas ocasiones, sin embargo, todos sabemos que lo que más te ha importado en la vida ha sido tu pueblo, sus gentes y sus tradiciones ¡Qué vacio de corazón nos has dejado! ¡Qué tristeza!

Se nos hace raro no encontrarte por la calle y saber del nuevo proyecto que llevabas entre manos. Tus ilusiones no han decaído nunca y pese a que no te han querido comprender en algunos estamentos, sé que todo lo que has iniciado, lo has hecho con un sentimiento sincero y con la creencia firme de haber hecho lo correcto.

¿Sabes Ceci? Estos días me he acordado de muchas cosas y de muchas personas con las que te habrás encontrado y quiero que les des un beso de mi parte: Leti y Paco Ortega, nuestra querida Fátima del Valle, Antonio Olvera, Paco Posadas, “Peñicas”, Paco Ruiz, Mª Tere, tu madre y la mía preguntándote por el nuevo manto de la Virgen, José Luis Escribano unido a ti como tu gran amigo, Mª Bel buscándote para el último disfraz, y tu padre contándote el último chiste del cielo.

¡En fin! Son tantos los que te han precedido. Yo creo que sabes que has dejado una grandísima familia que tardará mucho en olvidar quién y cómo has sido porque tu impronta ha dejado un sello inolvidable en varias generaciones: los de tu edad, los de la mía, los siguientes. Son tantos y tantas a los que costará primero, asumir que no estás y después olvidar que has estado aquí.

Ahora sé que estarás cantando con tu “quinto” Antonio Molina aquel tango que tanto te gustaba: “Rosa la milonguita, era rubia Margot… en la primera cita, la paica Rita me dio su amor”…”Mientras que una pebeta, linda como una flor, espera, coqueta, bajo la luz de un farol”…

Y mientras cantáis, charláis, hacéis “patria chica” y os saludáis al cabo del tiempo, aquí abajo seguimos sin creer que no vais a volver a ser tertulianos de la Plaza de las Palmeras, no vais a tomar una cerveza en la Gamba, en las Cuatro Esquinas, Los Faroles, o el Ramblero… ¡Dios! Cuantos y cuantas os vamos a echar de menos.

¡Venga, venga! Déjalo. Nosotros ahora haremos cosas que antes no hemos podido hacer y vosotros las que os correspondan. No lloréis demás.

Creo que me dirían eso. No obstante, por si acaso, bajo la tenue luz de ese farol, os voy a dejar un par de botellas de pálido, por si hay que sobornar a S. Pedro para hacer una nueva cofradía o un torneo de fútbol para los niños del Cielo.

Y aunque os moleste lloro, lloro y lloro, cuando al evocaros se me vierten lagrimones, tened en cuenta que son besos prolongaos que os da mi corazón.

¡NOS VEMOS ALLÍ AMIGOS!




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