viernes, 20 de febrero de 2009

CRONICAS DEL PERDON I

Fue en las Explanadas. Al lado del kiosco de las papillas (las mejores papillas del mundo), donde me abordó Paco Martos, para contarme que Pepe Díaz, el de la Librería el Faro, José Luis Escribano y Cecilio Arcas, le habían propuesto unirse al proyecto de fundar una nueva cofradía que saliera el Martes Santo y que igualmente le encargaron hablar conmigo con el mismo fin. Yo siempre había sido de la Cofradía de mi barrio, de la Soledad, y costalero de la Virgen de los Dolores, la primera que dejó atrás las ruedas y los costaleros de pago, pero aquello era nuevo para mí. Formar parte de una Junta en una Cofradía aun por parir. Mucha tela. Pero acepté. Recluté personalmente a varios de los componentes de aquella primera Junta. Con Jose Castillo hablaba cada noche por la emisora de radioaficionados (aún no existía el Internet) y se unió a la causa con todo entusiasmo. A Manolo Jiménez (el agrario) también le conté el proyecto a través de las ondas y no tardo en decir que si. De esta manera tan sencilla nos reunimos un grupo de poco más de una docena de personas el 14 de Octubre de 1984 para iniciar lo que aún no sabíamos que iba a ser una Hermandad señera en la Semana Santa de Motril. Salvo mi queridísimo e inolvidable Pepe Díaz, que había formado parte de la Cofradía del Nazareno, todos los demás éramos novatos en la organización y mucho más, en la fundación de una Cofradía.
Pero la juventud supongo es muy atrevida y nos lanzamos a la arena. Y lo mas gracioso, habíamos creado una Cofradía sin Santo. Si como lo cuento, a cuatro meses de querer salir a la calle no teníamos Imagen para procesionar. Así las cosas la cuestión era encontrar una Imagen digna para poder salir a la calle a meses vista. Reuniones informales en el despacho de José Luis, llamando a uno y otro lugar, visitando templos, y cada vez con menos tiempo para abril. La primera gestión la hicieron Pepe Díaz, Cecilio, José Luis y Paco Martos. Una tarde se fueron a Lujar, donde les habían contado que existía una imagen de un Nazareno con la Cruz a cuestas. Tras un viaje “acongojante”, porque las curvas del conjuro son traicioneras, volvieron acongojados a Motril: la Imagen de Lújar era de escayola, una Imagen pequeña que no reunía física ni estéticamente las condiciones para ser procesionada. Así que vuelta al problema. Y fue Pepe Díaz quien, por edad y por experiencia cofrade, tuvo la feliz idea de ponerse en contacto con el entonces hermano Mayor de la Hermandad de Jesús Preso, Manuel Mota. En aquel entonces creíamos que la Imagen del preso de Sánchez Mesa era propiedad de esa Hermandad, cosa que tiempo después resultó no ser así, ya que figura en el inventario de la Iglesia Mayor, como propiedad de la misma. Pues bien, después de grandes reticencias por parte de la Hermandad de Jesús Preso y con la mediación diplomática del entonces Párroco de la Encarnación, la antigua hermandad del Preso accedió a ceder la Imagen para procesionarla el Martes Santo, todo ello con una serie de condiciones en cuanto a la seguridad, traslado y devolución de la Sagrada Imagen al Templo de la Plaza de España. Bueno, ya teníamos Imagen, y ahora ¿Qué hacemos? Faltaban todos los enseres, y el trono, los hábitos, desde la Cruz de Guía hasta el último capuchón. Pero eso se queda para el siguiente capitulo