
Si de tus preciosas manos
derramas Misericordia
bajando del Santuario
en cada Jueves de Gloria.
Si de tus ojos divinos
manan lágrimas de pena
rodando por las aceras
de Motril en primavera.
Si de tu boca entreabierta
escapan tristes suspiros
mirando como tu Hijo
cercano está a su martirio.
Si a tu dolor infinito
se ha unido en este Jueves
la tristeza de no estar
este año entre tus gentes.
Por eso, Reina del Cerro,
con todo mi corazón
quiero enjugar ese llanto
de la Madre de Pasión.
No tengas pena, Amargura,
aunque este Jueves no salgas
Motril entero estará
contigo en cuerpo y alma.
Y cuando caiga el Maestro
bajo el paso del madero
como un solo corazón
Metril será su Cirineo.