viernes, 12 de febrero de 2010

LAS VOCES Y LOS ECOS


Editorial del programa de Onda Cero "A golpe de llamador" del dia 12 de Febrero de 2010

Se cumple este año el 25 aniversario de la primera salida procesional de Nuestro Padre Jesús del Perdón (Jesús Preso).
Tiempo más que suficiente para tener una panorámica nítida de esta ya argéntea cofradía.
Y los aniversarios son propicios al recuerdo, y por qué no, a la nostalgia.
Quien les habla tuvo el honor y el inmenso gozo de formar parte de aquel primer grupo de cofrades que se empeñaron y consiguieron poner en pie en un tiempo record la Cofradía del barrio de las Angustias. Y las cofradías son personas, muchas personas, muchos corazones unidos en un mismo afán. Por ese motivo pienso que es momento de recordarlas, algunas que se fueron abrazados por la Misericordia de Jesús, como el inolvidable Pepe Díaz, un hombre bueno en el sentido machadiano del término, como Antonio Jiménez, siempre tan pendiente de nuestras nazarenas de clausura, como el joven Jorge Martin, que partió a darle serenatas a nuestra Madre desde ese rinconcito del cielo. Y también recordar a los que aún se les hace un nudo en la garganta cada Martes Santo cuando miran a su Jesús Preso caminar por Motril con la cadencia reposada y majestuosa de su andar. Muchas personas que dejaron horas y horas de trabajo, de ilusiones, de amistad, y también de malos ratos, amparados todos en una devoción única.
Esta Cofradía a la que quiero con amor de padre ha pasado, como otras muchas, momentos de esplendor y también momentos de deriva. Y es que a menudo olvidamos que las hermandades al igual que la Iglesia a la que pertenecemos todos, es obra humana en su devenir cotidiano, y, aunque cobijadas en la Misericordia de Dios, no pueden sustraerse a los errores y a las miserias humanas.
Ahora, desde la atalaya de sus bodas de plata, me llena de felicidad conocer que, tras una migración temporal fuera de su entorno de nacimiento, la Cofradía del Perdón vuelve a su barrio, ese de las casas recién encaladas para el Martes Santo, ese de las calles empinadas, de rincones imposibles, de luna llena marinera y carmelita, por donde volverán, si es que alguna vez no lo hicieron, volverán sus fieles a mirar el rostro de Jesús Preso entre penumbras y a sentirlo como suyo.
Ojalá dentro de otros 25 años, los ecos que hayan dejado tantos sentires motrileños, sean tan claros como aquel rostro misericordioso de María Santísima. Feliz cumpleaños a todos.