miércoles, 19 de enero de 2011

CRONICAS DEL PERDON II

Hace casi dos años publiqué la primera entrega de estas crónicas. Demasiado tiempo tal vez. Retomo el hilo. Pues como dije entonces, ya teníamos Imagen, y quedaban tres meses para la primera salida procesional. La naciente Cofradía carecía de todo, de todo menos de entusiasmo. Cada uno de los fundadores acudimos a nuestros círculos de amistades, e hicimos numerosos hermanos en muy pocas semanas. Novatos como eramos en la organización de un desfile procesional pedimos asesoramiento a aquellos viejos cofrades de las hermandades históricas de Motril ( Paco Ortega, Paco Posadas, Julio Lopez, Juanjo Escribano....). Un desfile procesional necesita hermanos de habito (osea capuchones, en motrileño), encargamos la confección de 60 hábitos a Anita Cabrera, quien iba haciéndolos a toda prisa ayudada por sus hijas, y con la presión de nuestras visitas diarias a su casa, desplazándonos desde la mía en la Rambla de Capuchinos cada noche, donde los repartíamos junto con los capirotes de cartón , que también nos enseñamos a confeccionar. "Anita cuantos tienes?" "Aquí tenéis tres. Volved en hora y media que habrá algunos más". Y así fuimos entregándolos todos. Otro capitulo eran los enseres. No teníamos nada. La generosidad y solidaridad de las hermandades de entonces hay que ponerla de manifiesto. La Cofradía de la Salud nos prestó la Cruz de Guia y los faroles. La de la Buena Muerte, aquellos cirios metálicos a pilas, las famosas "picas". La Borriquita, el antiguo paso del Santo Sepulcro, con su varal torcido, y los respiraderos pintados de purpurina dorada. Del Nazareno creo recordar vinieron las campanillas de aviso. Y así poco a poco pudimos reunir lo indispensable para que el día 2 de Abril de 1985 Nuestro Padre Jesús del Perdón saliera a Motril por primera vez. Otro capitulo fue el de los costaleros. La juventud entonces, quizás mas que ahora, estaba muy ilusionada con "sacar" procesiones. entre todos reunimos un gran grupo de jóvenes. Y al frente de ellos José Castillo como primer capataz del Perdón. Eran tiempos muy distintos , los pasos por fuera, al estilo malagueño, pero también parecidos en otras cosas, ensayos, convivencia, ilusión. Ese tiempo fundacional fue tiempo de acogida de hermanos. Al lugar de reunión diaria acudían cada noche numerosos amigos, interesados en integrarse en la nueva Cofradia. Muchos continuaron largos años, otros, como suele ocurrir, pasaron de puntillas. Y llegó el soñado día de la salida. Pero eso quedará para la próxima entrega, que espero no tarde tanto como esta.

2 comentarios:

Jesús Ortiz dijo...

Me alegro de que vuelvas a darle al teclado.
Ya se te echaba de menos, amigo.
Un abrazo

Luigi dijo...

Bienhallado hermano que estamos pas perdios que los melones de Carchuna